Quien escribe este libro es una madre de familia con la necesidad de amar, comrpender y aceptar la discapacidad de su hijo, lo que le llevará a actuar, tomar decisiones difíciles y luchar para que la armonía prevalezca sobre cualquier circunstancia y rincón de su vida.
María Antonieta nos cuenta lo que ha vivido sin juzgar ni etiquetar, porque cada caso es diferente. Contempla el sufrimiento desde distintos ángulos para tratar de enfrentar nuevos desafíos. Invita a realizar gestos de amor y, con profundo respeto a las necesidades individuales, afirma con rotundidad que no hay una sola vida inútil.
Propone a los padres, con hijos diferentes, vivir este tipo de situaciones con calma y paz interior. No se trata de una exigencia extrema o difícil, más bien de algo que estimule a mantener el equilibrio, lo cual es vital en la vida de familia, donde no podemos olvidar que cada miembro de ella necesita de una atención cercana. Por ello la superación del sufrimiento resulta primordial en un mundo impaciente por lo perfecto y donde las discapacidades no se comprenden.
Este libro está escrito con el deseo de ayudar a familiares y amigos, que son el principal soporte de aquellos que han nacido para ser amados.