En los últimos quince años han aparecido importantes avances y nuevas terapias para el tratamiento de los problemas psicológicos. Las más ampliamente utilizadas y mejor investigadas son las técnicas de los movimientos oculares TMO, cuyos efectos se han visto confirmados por numerosos estudios experimentales. Inicialmente se pensó que la TMO debía su efectividad al fenómeno de los movimientos oculares rápidos (REM), pero esa teoría resultó no ser cierta. Las investigaciones más recientes se centran en la estimulación bilateral alternativa de los dos hemisferios cerebrales como el factor común responsable del alivio del dolor mental en todos los tratamientos basados en la TMO, si bien continuamos sin conocer realmente los mecanismos de este efecto.
Mientras que los procedimientos tradicionales de la TMO solían ir dirigidos específicamente al tratamiento de recuerdos traumáticos y/o requerían un sofisticado protocolo de administración por parte de un experto especializado, Friedberg ha introducido dos variaciones radicales en el método: a) la ampliación de sus objetivos hasta abarcar prácticamente cualquier tipo de emoción dolorosa y b) su estandarización y simplificación hasta transformarla en una técnica útil y accesible a prácticamente cualquier persona. Friedberg pone de manifiesto que la TMO actúa como catalizador del cambio que pone en funcionamiento nuestra capacidad natural de solucionar problemas, lo que permite abordar una amplia gama de tensiones personales –junto con los síntomas físicos y emocionales asociados– independientemente de cuál pueda ser la causa desencadenante.