EMDR y disociación
El abordaje progresivo
Anabel González y Dolores Mosquera
Ediciones Pléyades
Publicado en 2012
2ª edición
347 páginas
Rústica
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Durante las últimas dos décadas, el EMDR se ha convertido en una de las mejores opciones para el tratamiento de trastornos de estrés postraumático (TEPT) asociados a la exposición a eventos como accidentes, desastres naturales o catástrofes provocadas por la mano del hombre: atentados terroristas, guerras, etc. Los clínicos han ido viendo que la aplicación del EMDR es útil también en el tratamiento de pacientes que han sufrido episodios emocionalmente traumáticos, descritos por ellos mismos como característicos de su familia de origen, de su historia personal o de sus relaciones de apego. Un gran número de investigaciones y publicaciones avalan la eficacia del EMDR en este campo de trabajo de la psicoterapia, de modo que está siendo utilizando cada vez más por los clínicos en el trabajo con personas que sufren de traumas crónicos vinculados a relaciones interpersonales traumáticas.
Es, por otro lado, un fenómeno conocido el que, en los primeros años de vida, las interacciones con los otros dan lugar a conexiones importantes en el cerebro, que progresivamente influyen en la sensación interna que tenemos de nosotros mismos y en la capacidad para establecer relaciones sanas con el mundo exterior. Las relaciones con las figuras de apego durante la infancia temprana pueden ayudar a desarrollar la autorregulación emocional y contribuir a la formación de patrones cognitivos, conductuales y emocionales. La investigación sobre el apego ha demostrado que estas relaciones influyen en el desarrollo de la capacidad para equilibrar las emociones, establecer intimidad interpersonal, así como en la capacidad de autorreflexión y mentalización. Además, es evidente que la comunicación interpersonal y emocional dentro de la familia de origen puede sentar las bases para el desarrollo de recursos, como la resiliencia y la autoestima (el sentirse valioso), cuando uno está bajo una fuerte tensión emocional, fomentando por tanto la salud mental.
Sobre las autoras:
Anabel González es psiquiatra y psicoterapeuta grupal y familiar. Es especialista en EMDR, una terapia orientada al trauma, y en los efectos de las experiencias vitales en el desarrollo de la personalidad y la patología. Ha trabajado en el tratamiento de los cuadros postraumáticos graves, como los trastornos disociativos, y en los últimos años en el área de la regulación de las emociones.
Dolores Mosquera es psicóloga y psicoterapeuta especializada en traumas graves y complejos, trastornos de personalidad y disociación. Es instructora y supervisora acreditada de EMDR Europe. Desde 1998 ha dirigido el Instituto para el Estudio del Trauma y los Trastornos de la Personalidad (INTRA-TP) en La Coruña. En 2018 fue reconocida por la International Society for the Study of Trauma and Dissociation (ISSTD) por su trabajo e investigación en el campo del trauma y la disociación, y en 2017 recibió el premio David Servan-Schreiber, otorgado por EMDR Europe, por su contribución en EMDR.
Puntos destacados del índice:
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Introducción.
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El ABC de la traumatización severa.
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El modelo PAI y la disociación estructural: una propuesta para ampliar el marco de referencia.
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El lenguaje disociativo.
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Potenciando las funciones mentales de orden superior: más allá de la instalación de recursos.
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Introduciendo patrones de autocuidado sanos.
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Trabajando cara a la integración: co-consciencia y conexión.
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Superando las fobias disociativas.
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Trabajando sobre “puntos de bloqueo”.
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Trabajando en los problemas de la relación terapéutica con terapia EMDR.
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Trabajando en la ambivalencia, las defensas y la motivación para la terapia.
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El procesamiento del trauma en la disociación estructural de la personalidad.
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El procedimiento del lugar de reuniones para EMDR.