Tanto si somos mayores como pequeños, todos tenemos en el corazón un armario lleno de emociones.
Un gatito se presenta en la ventana de Leiza. La niña lo acoge y cuida de él todos los días. Pero una noche el gato no regresa. Leiza se llena de tristeza.
A los padres:
Con consejos de Louison Nielman, psicóloga, para comprender y ayudar a los niños a gestionar sus emociones lo mejor posible.