No queremos sufrir. Este es el sentir más universal y sobre el que más fácilmente podemos ponernos de acuerdo.
Estas páginas nacen del Centro de Humanización de la Salud de los Religiosos Camilos, desde donde trabajamos por promover el respeto y el cuidado de la vida frágil y a medida de la dignidad de las personas.
Quieren contribuir a la reflexión actual sobre la necesidad de humanizar el final de la vida removiendo ese ideal común: no queremos sufrir lo evitable.
No queremos que se falte al respeto a la dignidad del ser humano. Seguramente no es bueno exaltar superficialmente el principio de autonomía y, en particular, reducirlo a la capacidad de elegir, sin discernimiento y deliberación, lo que la persona desea.
Es seguro que no solo se muere dignamente cuando se decidir cuándo. La inmensa fragilidad experimentada al final de la vida pide respuestas humanas fundamentalmente por la vía del cuidado adecuado.