En el verano del 2004, cuando estábamos traduciendo algunos capítulos de El yo y el ello, cayó en mis manos Volver a los textos de Freud. Se trata del libro en el que Ilse Grubrich-Simitis abre por primera vez el camino a la terra incognita de los manuscritos freudianos. Allí habla de un único caso en el que se conserva inexplorado el borrador y la copia en limpio de un texto metapsicológico cardinal, Das Ich und das Es, que anuncia la inflexión de 1923.
Me puse en contacto, poco tiempo después, con Grubrich-Simitis. Los datos que me proporcionó sobre el director de la División Manuscritos de la Biblioteca del Congreso de Washington, el Dr. Marvin W. Kranz, nos permitieron contar con este valioso material. Y así ocurrió que, cuando estábamos finalizando nuestra tarea conjunta de traducción de algunos capítulos de El yo y el ello, recibimos, el 8 de noviembre de 2004, los manuscritos inéditos de ese ensayo.
Comenzó así un largo recorrido para allanar la difícil travesía por el texto manuscrito, que consistió, primero, en establecer el texto en alemán de la copia en limpio cotejándola con la versión publicada y luego el del borrador, comparándolo con la copia. Susana Goldmann se ocupó de esa tarea.
Acto seguido, Goldmann preparó la versión al castellano de ambos manuscritos examinando la nueva traducción que habíamos realizado del texto publicado de Das Ich und das Es. Por mi parte, intervine en su revisión, articulaciones, comentarios, en la comparación entre las tres versiones y en las notas preliminares. Su resultado es esta edición crítica bilingüe que ofrecemos con las tres versiones –borrador, copia en limpio y versión publicada– de Das Ich und das Es.
Queremos llamar la atención sobre una particularidad de este manuscrito freudiano: la de ser una transcripción “casi” directa de sus formulaciones en un estado naciente, cuando todavía no está presente el tiempo de hacerse comprender en el contexto de su obra. Así, el borrador lleva la marca de pensamientos urgidos por lo real del psicoanálisis, que se presentan de un modo conciso, tajante, escarpado, apodíctico.
Hay en Freud, no cabe duda, cierta inquietud con esta nueva estructura del aparato psíquico que está proponiendo. El borrador muestra huellas de múltiples correcciones: supresiones, reordenamientos, agregados de párrafos, frases o notas en hojas o fragmentos de papel suplementarios. Formulaciones que, en el borrador, suenan ásperas, inesperadas, afirmaciones que lo exponen demasiado o fueron tachadas o aparecen atenuadas, expresadas más cuidadosamente y con frases más prudentes en la copia en limpio. Es, tal vez, el último texto metapsicológico que conserva tanta fuerza innovadora y estructurante como para separar, de hecho, toda la literatura psicoanalítica en un antes y un después, en el momento en que nace una disciplina entre lo reprimido-icc y ese material Icc que permanece no-reconocido.
Es, también, una invitación para una relectura del inconsciente.