El saber delirante
Jacques-Alain Miller et al.
Editorial Paidós
Publicado en 2009
196 páginas
Rústica
Con estas precisiones observamos un cortocircuito, ya que poner el delirio en el lugar del S2 –es decir, del saber– nos muestra que todo saber es delirio y el delirio es un saber. Escuchando lo que afirma Lacan sobre lo interesante de la invención de saber, el psicótico se presentaría como el delirante que no retrocede ante la elaboración de saber (recuerden, por otra parte, que también dice que el analista no debe retroceder ante el psicótico), con el elemento de delirio que hay siempre en esta invención.
(...) El señor Bunge, por ejemplo, piensa que Freud era un delirante. Hay asimismo muchas cosas delirantes en Newton, quien le dedicaba más tiempo a la alquimia que a las matemáticas y se apasionaba descifrando el libro de Daniel y el Apocalipsis en la Biblia. (...) Y es que era un hombre del siglo XVII, que se apasionaba descifrando el significante de la Biblia para conocer el futuro. Sin duda siempre hay algún riesgo en la ciencia, dado que puede ser un delirio.
(…) El Sputnik, ese primer objeto lanzado al espacio, que verificó muchas cosas, es en este sentido cierto tipo de fenómeno elemental (…). Representa algo, pero no se sabe muy bien qué.