El Otro trauma es el descubrimiento de que no hay medida del amor, pero que la carencia en su don, o lisa y llanamente su mal don en la infancia son un punto de retorno sin tregua no solo en los amores y odios sino en todos los investimientos del sujeto, hasta en el tiempo y el espacio, coordenadas imaginarias que dan forma al cuerpo de maneras imperceptibles, por donde las exigencias pulsionales lo someten a ruda prueba. Toda tipología sería pobre para resumir sus consecuencias, que son el contenido fundamental de este libro, junto al rol de la Ableugnung freudiana, que en el trazado mismo de la división del sujeto divide al yo haciéndolo presa de un desconocimiento diferente al de la represión, ya que ninguna formación del Inconsciente, salvo los fracasos y los desencuentros en la vida, vienen a puntuar su enigmática presencia, que no es la de una pulsión aislable como tal, sino la existencia de un goce sin borde y sin real consubstancialidad con el lenguaje que aparece solo en lo inesperado. La variante clínica a la que nos referimos es el narcisismo de los analizantes que llegan a la cura con traumas infantiles debidos no a la violencia sexual de los adultos, trauma que es la escena originaria y original del psicoanálisis, sino a la incuria parental. A los no cuidados, a los rehusamientos de amor en épocas donde el amor del Otro es indispensable para que el deseo exista dando lugar a su conflicto con el ideal. Cuando la exigencia que el adulto le hace al niño supera sus posibilidades, habrá una entrega al deseo de goce inmediato o sumisión completa al ideal. ¿Qué es el yo, finalmente, sino el modo en que fuimos amados?