En el transcurrir de las páginas encontramos la experiencia de Irene Fridman como supervisora clínica en los equipos que abordan la temática de la violencia de género.
Ha trabajado como psicoanalista con perspectiva de género en diversos tópicos que atraviesan la complejísima trama del abordaje de la violencia, tanto desde el lugar de las víctmas como desde los obstáculos con los que se enfrentan los qeuipos que trabajan en esta disciplina.
El texto interpela algunos conceptos psicoanalíticos, pone una mirada crítica en el sesgo androcéntrico de la teoría ya que según la autora han producido abordajes iatrogénicos a la hora del encuentro en con trabajo terapéutico. Desde este lugar, postula que este tipo de lectura androcéntrica no ha tenido en cuenta la experiencia de lo que significa ser mujer en la cultura patriarcal. Desde aquí arroja una mirada crítica acerca de la desmentida de la experiencia de la subordinación en las lecturas históricas de los padecimientos de las mujeres, para dar cabida a una nueva comprensión que, sin escndir el espacio intrapsíquico, incorpore la noción de subjetividad sexuada atravesada por procesos históricos de subordinación y de volencias.
El texto recorre varios aspectos trabajados con violencia de género desde el análisis de los aspectos contratransferenciales que despierta esta labor, profundiza enl as distintas dificutlades que atraviesan las mujeres para separarse del vínculo con el victimario, interpelando fuertemetne la hipótesis del masoquismo femenino. Así también, trata acerca de cómo se pueden comprender ciertas posiciones subjetivas del victimario que responden al "imaginario patriarcal".
Por último, el texto hace una puntualización de lo que es para los equipos que abordan esta temática la escucha permanente de relatos ligados a los aspectos más siniestros de la cultura patriarcal y a los efectos que esto trae en la salud de los y las profesionales y operadores que se desempeñan en el área.