Un sentimiento generalizado de insatisfacción es lo que más promueve el consumo. Y si estamos insatisfechos de los (pocos) niños que tenemos, eso moverá muchas cosas en ese modelo económico. Es un principio económico, pero ha funcionado maravillosamente desde entonces. Y es una de las causas de que a los niños haya que diagnosticarlos, porque la insatisfacción de cómo son nos lleva a ver quién nos los trata y que lo hagan rápido, fácil y sin cambiar nosotros nada. (Jorge L. Tizón)