La ciencia médica, al establecer la división entre «lo positivo y lo negativo, lo normal y lo patológico, lo comprensible y lo incomunicable, lo significante y lo insignificante», codifica la rareza —la anormalidad— de aquello que escapa a lo racional, lo que da lugar a un amplio movimiento destinado a poner vallas: el loco al asilo, el enfermo al hospital, el asocial a la prisión. Este movimiento atrae y retiene la atención de Foucault, quien lo ilumina apoyándose en las ciencias del hombre. Dice el autor en la Introducción: «Queremos demostrar que la raíz de la patología mental no debe estar en una especulación sobre cierta ““metapatología”, sino sólo en una reflexión sobre el hombre mismo». Esta obra responde a dos cuestiones básicas: ¿cuándo corresponde hablar de enfermedad en el campo psicológico? y ¿qué relaciones existen entre la patología mental y la patología orgánica?