El mensaje que se quiere transmitir en este libro se podría sintetizar en una frase de Eric Cassell: “Los que sufren no son los cuerpos, son las personas”.
Ante la complejidad creciente de nuestra sociedad es necesario replantear sus objetivos de salud para el siglo XXI. La prevención y curación de las enfermedades y la paliación del sufrimiento constituyen obligaciones gemelas para los profesionales sanitarios. El autor reflexiona, desde la psicología, sobre el concepto, evaluación y terapéutica del sufrimiento, aplicando el conocimiento conseguido a diferentes escenarios: la vejez, la muerte súbita e inesperada, las unidades de cuidados críticos, las unidades de cuidados paliativos, el suicidio asistido y la eutanasia, la muerte de los niños, el duelo… Aborda las diferencias y afinidades entre dolor y sufrimiento, así como las características de las vivencias que experimenta un enfermo aquejado por una enfermedad grave, y las formas y variabilidad de las estrategias de afrontamiento que utilizan las personas en el proceso de morir. Asimismo, el autor presta atención a las necesidades espirituales de los enfermos.
Desde un enfoque original se plantea, igualmente, la importancia de la percepción temporal, en especial durante los inciertos tiempos de espera del enfermo, en la cristalización del sufrimiento, así como la necesidad de mantener en todo momento algún tipo de esperanza.