"Cuando los niños llegan a la edad de la pubertad, es necesario despertar en su interior un interés extraordinariamente enorme por el mundo que hay fuera de ellos. A través de la forma en que son educados, deben ser conducidos a mirar fuera, al mundo que les rodea y sus leyes, su curso, causas y efectos, a las intenciones y metas humanas; y no solo a los seres humanos, sino a todo, incluso a una pieza musical, por ejemplo. Todo esto debe serles dado de tal forma que pueda resonar una y otra vez en su interior, y puedan surgir en sus jóvenes almas preguntas sobre la naturaleza, sobtre el cosmos y sobre el mundo entero; sobre el alma humana, preguntas de historia y otros enigmas...", Rudolf Steiner.