Barbara Taylor es una historiadora canadiense especializada en estudios de género e historia de la subjetividad. A principios de la década de 1980, consiguió su primer trabajo dando clases de Historia en una pequeña universidad inglesa, publicó un ensayo muy elogiado por la crítica y hasta un libro para niños. Poco después le concedieron una beca de investigación para redactar una monografía sobre la pionera feminista Mary Wollstonecraft. La beca duraba un año, pero tuvieron que pasar otros veinte hasta que pudo terminarla.
De lo que ocurrió en ese tiempo escribe Taylor en estas memorias, un relato estremecedor de su terapia psicoanalítica y de sus tres ingresos en el Hospital Friern, un viejo psiquiátrico situado a las afueras de Londres. El viaje al fondo de la locura que emprendió junto a su analista —que se prolongó durante más de dos décadas— y la conmovedora descripción de su estancia en Friern —que no ahorra al lector la crudeza de la experiencia, pero tampoco olvida evocar los inesperados destellos de humanidad y fraternidad vividos allí— son sin duda dos de los principales atractivos de este texto autobiográfico.
Pero, además de esta experiencia en primera persona, El último asilo ofrece una crónica detallada y comprometida de un proceso histórico: el fin del sistema manicomial en el Reino Unido. Taylor asiste esperanzada al cierre de Friern, pero no puede evitar preguntarse si los recursos asistenciales que han de remplazar a los viejos asilos son suficientes y adecuados. En este sentido, el libro concluye con una reflexión imprescindible sobre la situación actual de la psiquiatría, la creciente privatización de los servicios, la escasa participación de los usuarios o las insuficiencias de los tratamientos más comunes. Y es justamente esta doble condición de usuaria e historiadora la que hace del «testimonio» de Barbara Taylor una obra única e irrepetible.