Los trastornos emocionales son una de las causas principales de sufrimiento e incapacidad en el mundo. Son afecciones de diverso origen que tienen una base física en el cerebro y que afectan a millones de personas. Generalmente son trastornos crónicos, con episodios o crisis cada cierto tiempo. La percepción de los trastornos mentales ha evolucionado mucho en los últimos siglos. Ha contribuido a la normalización de estas enfermedades la mayor información y la adecuación de los servicios sanitarios para el tratamiento y control de los pacientes con trastornos mentales. Por otra parte, la aparición de medicamentos altamente eficaces y cada vez más seguros permite a los pacientes recuperar la capacidad para llevar a cabo sus actividades de la vida diaria y recuperar sus funciones sociales y laborales más rápidamente, permitiendo su integración social.
Los dos trastornos psicológicos más frecuentes son la ansiedad y la depresión.
La ansiedad y la depresión representan aproximadamente el 80% de todos los diagnósticos psiquiátricos en asistencia primaria. En los países occidentales se estima que el promedio de pacientes con depresión en asistencia primaria es elevado, entre un 10-20%. La depresión es una de las principales cargas sanitarias, como consecuencia del impacto social que provoca, del elevado precio del tratamiento, del alto índice de suicidios (12-15%) y del incremento de la mortalidad debido a la asociación con enfermedades médicas. La ansiedad es un proceso natural de activación fisiológica que hace movilizar a los seres humanos y otros animales ante el peligro, el problema llega cuando se vuelve patológica.
Por su gran impacto socioeconómico y sanitario es muy importante conocer las manifestaciones clínicas de estos trastornos y saber abordarlos desde un tratamiento eficaz.