El rostro ajeno en el Club de Lectura para Psicólogos

Estimados amigos aficionados a la lectura, ayer, sábado 25 de noviembre, tuvo lugar una nueva reunión del Club de Lectura para Psicólogos de la LIBRERÍA MAYO. En esta ocasión para comentar la lectura del libro El rostro ajeno, de Kôbô Abe.

 

Así que, para hacer extensivo el Club de Lectura a quienes estéis lejos o no hubieseis podido asistir, esta entrada puede servirnos de “puente para comunicarnos”. Y es que, para quienes habéis leído el libro o vayáis a hacerlo, este es uno de los pilares sobre los que busca reflexionar el autor: la incomunicación del ser humano.

 

Pero comencemos por el principio:

 

1º.          ¿Quién es Kôbô Abe?

Pues estamos leyendo a un autor japonés un poco atípico. Nacido en Tokio, en 1924 (el mismo año que falleció Kafka) que llegó a ser calificado por su coetáneos como “el Kafka japonés”.  Criado en Manchuria donde su padre dada clases de medicina, vivió lo avatares del Japón de la Segunda Guerra Mundial y de la bomba atómica, y terminó licenciándose en medicina “con la promesa de no ejercer”. En gran parte porque sus intereses eran otros: literarios, dramatúrgicos, y quizá también la entomología. Y así, fue autor de obras premiadas en su país y que le llevaron al reconocimiento internacional, como La mujer de Arena, El hombre caja, Idéntico al ser humano y, por supuesto, El rostro ajeno. Dos de sus obras: La mujer de arena y El rostro ajeno fueron llevadas al cine. Kobo Abe falleció en 1993.

 

2º           ¿De qué va El rostro ajeno?

Un científico sufre un grave accidente de laboratorio y su rostro queda completamente desfigurado. Sin embargo, este hecho ya ha sucedido cuando comienza la novela. De forma que la trama girará alrededor del tormento del protagonista.

Humillado por la desfiguración y sintiéndose alejado de “los otros”, en especial de su esposa; elabora un complejo plan para recuperar la comunicación perdida: crear una máscara que le sirva de puente para lograr esa comunicación.

Sin embargo, con el transcurso de la novela, las elucubraciones del protagonista se van haciendo cada vez más oscuras. Y la máscara, que parece tener una personalidad propia, buscará reparar la autoestima perdida de una forma mucho más dañina para todos.

¿O es que la ocultación tras la máscara permite aflorar aquello que ya estaba presente en su interior?

Y, como se decía antes, “hasta aquí puedo leer” sin desvelar elementos significativos de la novela.

3º           ¿Qué elementos nos hacen considerarla una obra para debatir en El Club de Lectura para Psicólogos?

 

En realidad muchos….

 

Comenzando por la propia forma en que está escrita. Es un libro difícil de leer, porque Kobo Abe logra crear una atmósfera opresiva, claustrofóbica, llena de tensión cognitiva….una auténtica prisión mental tanto para el protagonista, como para el lector. Y esto lo consigue con un relato en primera persona, encerrándonos en la mente de un protagonista atormentando, sumido en elucubraciones que van desde lo obsesivo hasta lo cuasi-delirante. Muy alejado de “los otros” con los que dice “querer comunicarse”.

 

En segundo lugar, por los pilares argumentales sobre los que se construye la trama intra-psíquica de la novela: la humillación como emoción sentida después de un trauma (recordemos que Abe viene del Japón humillado y desfigurado en su orgullo tras la bomba atómica), la incomunicación con los demás y el aislamiento como fuerzas de presión que incentivan la distorsión mental y el distanciamiento con la realidad, y la siempre decisión propia de cada persona de vivir el postrauma desde la resiliencia o desde el rencor y el odio.

 

Son elementos significativos a lo largo de la trama las reflexiones acerca de la influencia del rostro en la comunicación social. Tanto desde la ausencia de un rostro reconocible (máscara de invisibilidad) que nos esconde del juicio de la mirada ajena y que nos permite aflorar los instintos reprimidos por la sociedad (instintos primitivos…agresivos, sexuales…) y cuyo debate nos lleva desde Freud (interiorización del superyó para controlar el ello), a las máscaras virtuales que hoy en día proliferan en las redes sociales, o a referencias a otras obras como Ensayo sobre la ceguera de Saramago. Pero también reflexionamos desde el exceso de atención hacia un rostro marcado (máscara del monstruo) que provoca el prejuicio ajeno, el rechazo de los demás, y la equiparación del diferente con un monstruo; en clara referencia con los prejuicios hacia el inmigrante y acercándonos a la psicología del Frankenstein de Shelley.

 

Y en relación a esto último, es muy reseñable en este autor (Kôbô Abe), el juego de referencias hacia elementos universales de nuestra cultura literaria y cinematrográfica (que hacen de Abe un autor japonés atípico y aperturista en su cultura, y que nos conduce a obras del propio Kafka y su metamorfosis, al Frankenstein de Shelley, o nos conduce a míticos de la ciencia-ficción como el Hombre Invisible de Wells…aunque, desde mi punto de vista personal, también señalaría muy especialmente la relación de su obra con El fantasma de la Ópera que fue reestrenada en el cine en 1962, dos años antes de la publicación de El rostro ajeno).

 

Termino añadiendo y alertando sobre la otra salida que existe en un postrauma, diferente de la resiliencia que propone Cyrulnik en Los patitos feos (también referenciado por Abe), y que no es otra que el distanciamiento hacia la humanidad y el odio hacia los “otros”…los humilladores.

 

 

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