Sea cual sea tu caso, no eres una persona dependiente ni manifiestas una conducta disfuncional. De hecho, las investigaciones más avanzadas acerca del apego y las relaciones adultas demuestran que los vínculos afectivos poseen tanto peso en la madurez como en la infancia. Estamos biológicamente programados para depender de otras personas igual que un niño depende del afecto y los cuidados de su madre.
En último término, nuestra forma de relacionarnos con el mundo depende del estilo de apego que hayamos desarrollado: seguro, ansioso o evasivo.
A partir de datos contrastados científicamente y reveladores ejemplos, el doctor Amir Levine y Rachel Heller desmontan así el mito de las "mujeres que aman demasiado" y nos proporcionan herramientas indispensables para hacer de nuestra pareja la base segura y estable que todos necesitamos.