La sociedad actual considera la enfermedad como algo a desterrar. Salud no es hoy ya lo contrario de enfermedad, sino un estado de completo bienestar físico, mental y social. El hecho de que la medicina se empiece a contemplar como algo social, algo justo y necesario a desarrollar ampliamente en una sociedad cada vez más democrática, abre una dimensión nueva. El progreso terapéutico y diagnóstico han desplazado al médico clínico, basado en su individual sabiduría, en la práctica del curar. Todo se conjuga para que el diagnóstico y la terapéutica se materialicen en una acción grupal. Esta obra inicia un interesante repertorio de reflexiones sobre estos temas.