Muchos de los problemas de comportamiento que tienen nuestros hijos se pueden considerar manifestaciones afectivas y sociales normales dentro de su desarrollo evolutivo. Ser padres, puede llegar a ser algo nada fácil. Las cosas pueden ponerse aún peores cuando el niño deja de serlo y llega a la adolescencia, donde los padres dejan de ser admirados y pasan a ser cuestionados. Muchos padres olvidan que ellos tienen o pueden tener las armas para atajar esos comportamientos inadecuados. Los hijos no se educan solos. Nuestra responsabilidad es hacerlo desde la parcela que ocupamos: como padres con sus hijos, profesores con sus alumnos, abuelos con sus nietos. . . Está en las manos de todos nosotros proporcionarles las pautas de crianza y educación adecuadas en su vida diaria, de forma similar a como le enseñamos a dejar de usar los pañales, a colorear, a escribir. . .