El trabajo del orientador debe cumplir una doble función. Por un lado, asesorar a la comunidad educativa sobre las formas en que debe ajustar su actividad para contribuir a que todos los alumnos progresen en la dirección esperada. Y, por otro lado, promover conjuntamente con los miembros de dicha comunidad, y como miembro integrante de la misma, las actuaciones necesarias para que esta pueda cumplir con sus objetivos.