(F) La terapia centrada en la persona hoy

El indudable crecimiento experimentado por la terapia centrada en la persona en esta última década, especialmente en Europa, no debe ocultar el hecho de que esta no goza de buena presna en distintos ámbitos de la ciencia psicoterapéutica. En este contexto, podrá fácilmente deducirse que el reto asumido por Means y Throne en esta obra -resituar la terapia centrada en la persona y promocionar y defender su valía- resulta apasionante y difícil.

Se hace aquí un llamamiento clave a favor del carácter "humanizador" que debe adornar a toda terapia que se precio de serlo y se aprovecha la ocasión para definir el verdadero talante de la terapia centrada en la persona como "humanizadora", rechazando a su vez las objeciones infundadas de anti-intelectualidad, feminidad u occidentalismo.

En la revisión de las condiciones básicas rogerianas es donde los autores se muestran más inspirados, acometiendo una doble e importante tarea. Por una parte clarificando dichas condiciones básicas desde la propia visión de Rogers, pero partiendo de la última evolución de su teoría. Por otra, y manteniéndose fieles a la teoría rogeriana, Means y Thorne abren nuevos e inspirados cauces de investigación. Su análisis es novedoso y esclarecedor y, ciertamente, muy alejado de cualquier superficialidad en la interpretación y aplicación de las famosas condiciones básicas rogerianas.

Sin embargo, a pesar del valiente alegato contenido en el tratamiento de todos estos aspectos, la principal aportación de esta obra se sitúa, seguramente, en la apreciación entusiasta y pormenorizada que ambos autores hacen de la Terapia Centrada en la Persona como teoría válida para el futuro próximo. Quizá por ello debamos proclamar, como hacen los autores, que en una u otra técnica o escuela terapéutica "merece la pena ser humano en la terapia".