1910
"He sucumbido, como otros, a la atracción que irradia de este grande y enigmático hombre". Sigmund Freud.
Tal vez sea esto lo que mejor explica por qué Meyer Schapiro no le reprocha a Freud la construcción de una figura soñada de Leonardo. El enigma y el haz único de hipótesis mediante las cuales Freud cree haberlo resuelto pueden muy bien exponer al libro a la crítica de ser una "novela psicoanalítica", pero el retrato no es en absoluto el fruto de un sueño o un mito. Dejemos a Freud la tarea de concluir: "¿no cabe escandalizarse por los resultados de una indagación que concede a las contingencias de la constelación parental tan decisivo influjo sobre el destino de una hombre (...)? Creo que no hay ningún derecho al escandalo; cuando se considera al azar indigno de decidir sobre nuestro destino, ello no es más que una recaida en la cosmovisión piadosa cuya superación el propio Leonardo preparó al escribir que el Sol no se mueve".