Viena y Manchester

Sigmund Freud tuvo dos hermanos, Emanuel y Philipp, hijos del primer matrimonio de su padre, que ya eran adultos cuando él nació en 1856 e incluso mayores que la propia madre de Freud. Ambos emigraron a Inglaterra en la década de 1850. Emanuel tuvo varios hijos de los cuales únicamente sobrevivieron tres: Pauline (1855-1944), Bertha (1859-1940) y Soloman, "Sam" (1860-1945). Este último dirigió el negocio familiar, una empresa textil, hasta su muerte, y mantuvo la correspondencia con su tío Sigmund en representación de toda la familia inglesa.

Sigmund Freud, al igual que sus hermanos, nació en Freiberg, en Moravia, un remoto punto en el norte del Imperio austrohúngaro, y al poco tiempo de que sus hermanos emigraran a Manchester, el resto de la familia, incluyendo a Sigmund, se trasladó a vivir a Viena.

Probablemente Emanuel fue el principal corresponsal con Viena, y consciente de la relevancia de su tío Sigmund, Sam continuó esta labor tras la muerte de su padre en 1914. Sea cual fuere la razón, se tomó la molestia de conservar no sólo las cartas de Sigmund, sino también las copias de sus propias cartas a aquél. Sam mantiene un trato reverencial para con su famoso tio y evita molestarle con las minucias del día a día, de tal manera que, por ejemplo, aunque su madre o alguna de sus hermanas parecen constantemente "no estar del todo bien" o "mejorar", Sam nunca entra en detalles.

Las cartas que recoge esta correspondencia no sólo retratan los avatares que vivieron ambas ramas de la familia Freud, en los años que van desde 1911 a 1938, un período de acontecimientos bélicos y hambruna, sino que dibujan la crónica social de dos ciudades europeas, Viena y Manchester, desoladas una por la crisis textil y lo otra por la Primera Guerra Mundial.

Toda esta época queda plasmada a través de las cartas y de una extensa documentación fotográfica sobre la familia, sin olvidar las postales e instantáneas de aquellos lugares significativos que se mencionan en este epistolario.