El acontecimiento del amor versa sobre la articulación del deseo, el goce y el amor. Lacan teorizó acerca de la diferencia sexual del sujeto, alternativamente deseante y gozante, y Alain Badiou se propone atravesar, sin subvertirlo, el sujeto lacaniano. Así, Badiou coloca la función fálica como soporte de la función humanidad. El goce, individual e inevitable, es atravesado por el azaroso e imprevisible acontecimiento del amor.
El paso a dos de los enamorados es siempre renqueante porque hombre y mujer se comportan de forma disjunta; el hombre disemina y metaforiza y la mujer reúne y universaliza.
¿Queda el psicoanálisis reabsorbido en la poderosa construcción arquitectónica de Badiou? Sería tanto como afirmar que la antifilosofía de Lacan queda reabsorbida en la ontología. No es así, incluso si el goce resulta insuficiente, no por ello es menos necesario. Dado que el amor no es fusión sino diferencia, el sujeto a-sexual de Lacan es condición necesaria de la esencia de Dos en Badiou.
El goce, objeto pulsional que divide al sujeto, queda preservado como punto de anclaje dela mor: el amor solo acontece donde el sexo es capaz.
El amor y la filosofía (amor, arte, ciencia y política) se escriben a veces, es un 4+1, don a todos ofrecido, aunque sean pocos los que, al final de su trayectoria vital, habrán sido sujetos enamorados.