“Alicia había llegado puntual, como era su costumbre; costumbre nueva en ella desde que había comenzado a trabajar. Se había presentado por su nombre, sin apellido, y había entrado decidida a tumbarse en aquel diván que vislumbraba una vez que había dado sus primeros pasos. Se tumbó sin preguntar y sin esperar a ser invitada…”
Una novela en la que se muestra el psiquismo en toda su desnudez.