Este libro brinda una pauta para elaborar, en forma flexible y creativa, modelos de terapia aptos para determinar poblaciones clínicas y adecuados a ciertas etapas particulares del ciclo vital.
Utilizando ejemplos de distintos casos, demuestra en qué forma los principios de la terapia familiar estructural -incluyendo la representación, el desequilibrio y el reencuadre- se pueden aplicar satisfactoriamente a problemas tales como la delincuencia, la violencia, el suicidio, los fugitivos y el incesto. En una importante sección final, el autor explica cómo la terapia de parejas puede contribuir significativamente a solucionar los problemas de los adolescentes perturbados.