Tradicionalmente el cristianismo ha sido hostil a la sexualidad, el erotismo y al deseo sexual. En lugar de regocijarse con la experiencia de la sexualidad, como se ve en el bíblico Cantar de los Cantares, los cristianos se han asustado y han reducido la sexualidad al aspecto biológico de la procreación.
Sin embargo, la biología es lo menos interesante en lo que respecta al sexo, y en los últimos treinta años, el cristianismo, afortunadamente, ha sabido percibir mejor la vinculación de la relación sexual con el amor. “Cada vez que hacemos el amor –dice el autor– estamos en presencia de Dios”.
En Hacer el amor, Jack Dominian explora el significado intrínseco de la relación sexual y revela el lenguaje secreto del amor humano, poniendo en tela de juicio los prejuicios e ideas preconcebidas de los eclesiásticos, tanto liberales como conservadores.